La polémica se encendió cuando el artista Giblack publicó en su perfil de Facebook una reflexión que sacudió el panorama champetero:
“Artistas, vamos a pararnos duro, que la materia prima somos nosotros”.
No fue un simple reclamo. Fue un llamado a la conciencia colectiva de los artistas del género, cansados de ver cómo su trabajo queda en segundo plano frente a la figura del DJ.
Los artistas: ¿actores secundarios en su propio género?
Giblack fue aún más allá, mencionando directamente a cantantes que, según él, han sido ignorados o utilizados por el sistema.
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“A Brayan Davi después de tantos años lo usaron. ¿Y qué pasó con él? El pelao ni una moto tiene”, criticó, poniendo el dedo en la llaga sobre la falta de respaldo económico y moral a los artistas.
Premios que avivan la polémica
Mientras tanto, DJs como Jader Tremendo siguen acumulando premios y reconocimientos, pero según Giblack, los intérpretes de las canciones son invisibles para el público general.
En uno de los comentarios a un seguidor que le exigía resultados, el artista respondió sin rodeos:
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“¿Dónde están tus logros? Dime un solo logro tuyo. Ahí tienes, mira Lara, ver si tú tienes más que yo. Me tienes mamado. Ustedes EN EL TALENTO SOY YO”.
Un mensaje que, más que arrogancia, transmite el desgaste de años de lucha sin la retribución justa.
¿Tiempo de una reestructuración en la champeta?
El discurso de Giblack puede ser divisivo, pero también necesario. Su reclamo deja al descubierto una fractura interna en la cultura champetera, donde urge abrir el debate sobre cómo se construye la fama y a quién realmente se le reconoce el mérito.
La pregunta queda abierta:
¿Seguirá la champeta siendo un género de DJs o también será el espacio justo para quienes le ponen la voz y la emoción?